Día 4: Baeza

Nos levantamos más o menos como ayer, y tras el desayuno, decidimos dar un paseo por el centro histórico, disfrutando de la tranquilidad a esas horas.









Luego fuimos al parking a por el coche y en unos 15 minutos llegamos a Begíjar, donde se encuentra la OLEÍCOLA SAN FRANCISCO, allí a las 11 hicimos una visita guiada por la almazara, nuestro guía fue Jose, uno de sus propietarios que nos enseñó todo lo referente a la producción de aceite, en la actualidad y también nos explicó como se hacía antes. La visita finalizó con una cata de aceites (Temprano, Arbequina y Frantoio), que rico. Por supuesto nos llevamos unas cuentas botellas a casa. La visita nos gustó mucho, la recomendamos, venir a esta tierra es hablar de aceite; nos costó 12’50 € a cada uno.

Regresamos al Baeza, dejamos el coche en el parking, y como era sábado, nos fuimos a reservar un sitio para cenar. Luego ya a comer a la Taberna El Arcediano (reservamos ayer noche), pedimos un montadito de jamón ibérico, otro de atún de Barbate, media ración de cazón en adobo y media de flamenquines, junto con una ronde vermú, dos rondas de cervezas y un par de copas de vino, y las tapas que acompañan, nos costó 58’70 €. Mas caro que otros días, pero todo riquisiiiimo; un sitio muy recomendable, no me extraña que entrara tantísima gente a preguntar si tenían mesa.





Tras la comida, decidimos que era el momento de visitar la CATEDRAL, construida sobre los restos de una antigua mezquita, desde entonces ha sufrido numerosas transformaciones arquitectónicas hasta su estado actual. La parte más antigua es la Puerta de la Luna del siglo XIII en gótico-mudéjar, la Puerta del Perdón del siglo XV es de estilo gótico, y la fachada principal reformada en el siglo XVI (llevada a cabo por Andrés de Vandelvira) es de estilo renacentista. Horario de lunes a viernes y domingo: 10 a 14’30 y 16 a 19. Horario sábado: 10 a 19. Precio: 7 €. La entrada incluye audio guía.





Como el día estaba despejado, y hacía buena temperatura, dimos un paseo y al finalizar, hicimos un pequeño tardeo, y nos tomamos un pacharán y un gin tonic.







Regresamos al apartamento un rato, recogimos un poco la maleta, y ya de noche salimos para ver la ciudad con las tenues luces en algunos lugares del centro histórico, a pesar de ser sábado, estaba bastante tranquilo.



Sobre las 8’30 fuimos a cenar a Café Da Vinci (reservamos a mediodía), que está frente el Ayuntamiento, la verdad que no teníamos mucha hambre y nos vino justo acabar la cena, pedimos media ración de croquetas y una de secreto, junto con una ronda de cervezas que vino acompañada de “ochíos”, nos costó 37’50 €. Al salir la terraza estaba llena de gente, con el frio que hacía, supongo que uno se habitúa, pero vaya, hacía bastante frio.



Paseíto hasta el apartamento y un rato de tele con alguna serie.

Kilómetros aproximados: 45.

  

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