Ruta

Este viaje fue bastante improvisado, hasta última hora no sabíamos si podríamos irnos unos días, así que apenas teníamos nada visto. Finalmente nos decidimos por la última provincia de Andalucía que nos quedaba por visitar. Nos ha sorprendido gratamente la catedral de Jaén, y el casco histórico de Baeza y Úbeda, que son una maravilla. Y algo que siempre se disfruta por esta tierra, el tapeo.

Fechas: 21 al 27 de febrero de 2024.

Ruta del viaje:

Día 1: Jaén

Día 2: Jaén

Día 3: Baeza

Día 4: Baeza

Día 5: Úbeda

Día 6: Úbeda

Día 7: vuelta

 

Día 1: Jaén

Este año hasta ultimísima hora no sabíamos cuantos días nos podríamos ir de vacaciones, teníamos varios destinos en función de los días, y al final como sólo teníamos una semana, nos decidimos por Jaén, la última provincia de Andalucía que nos quedaba por conocer.

Justo antes de salir reservamos el alojamiento, y pusimos rumbo a Jaén a las 12’30, hasta donde teníamos entre 4 y 5 horas de viaje. En San Clemente, en el Restaurante “La Brasa” hicimos parada para comer, nos decantamos por unos bocatas, creo que uno de panceta y uno de lomo, muy ricos; junto con los refrescos nos costó 16’80 €.

Alrededor de la 5 de la tarde llegamos, fuimos directos al Parking de la Plaza Constitución, y en 5 minutos andando llegamos a la calle Capitán Oviedo, donde teníamos nuestro apartamento para estos dos días.

Nos instalamos en un momento y salimos a súper cercano a comprar provisiones para el desayuno, y regresamos al apartamento. Allí mismo reservamos las siguientes noches, dos en Baeza y dos en Úbeda (observando el tiempo, descartamos Cazorla); y también cogimos las visitas guiadas.

La ciudad nos podría gustar más o nos podría gustar menos, pero sabíamos que el tapeo nos iba a encantar. Comenzamos en Panaceite, dos cervezas con su tapa (5’50 €), un lugar siempre lleno de gente y muy recomendable. Luego otro par de cervezas con su tapa en el Bar Fígaro. Y finalizamos en la Taberna Los Barriles, donde pedimos dos rondas de cervezas con sus tapas y una ración de lomo de orza (23 €), un lugar donde estaba todo muy rico y estuvimos muy bien hablando con los camareros.

 

Y con esto dimos por finalizado nuestro primer día Jaén, y en poco más de cinco minutos llegamos a nuestro apartamento.

Kilómetros aproximados: 450.

 

Día 2: Jaén

Pusimos el despertador a las 8, una buena hora para arrancar el día tranquilamente, tras las duchas y el desayuno en nuestro pisito, salimos alrededor de las 10 de la mañana. Pasamos por la Oficina de Turismo a por un plano y a preguntar alguna cosilla.

Luego fuimos a visitar la CATEDRAL, construida en el siglo XVI por Andrés de Vandelvira, es el monumento más emblemático de la ciudad. Horario de lunes a sábado: 10 a 18. Horario domingo: 10 a 15. Precio: 8 €. La entrada incluye audio guía y gafas de realidad virtual, la visita a nosotros nos llevó casi hora y media, y nos gustó bastante; las gafas de realidad virtual le dan una visión diferente, y es un buen complemento a la visita.












Tras la visita de la Catedral, a las 12’30 teníamos una visita guida con Guruwalk, concretamente, Free Tour Jaén de las Tres Culturas, con Josué, y que duró algo más de 2 horas; estuvo bien, pero a mi se me hizo un poco larga, con muchas fechas que al final se van olvidando, y quizá la ciudad no dé para tanto.




Directos a comer, muy cerca en Panaciete, pedimos medias raciones de migas serranas, berenjenas a la miel y patatas a lo pobre con jamón, que junto con un par de rondas de cervezas acompañadas de sus tapas, nos costó 30 €; todo muy rico. Justo en la mesa de al lado, teníamos a una pareja madrileña que también estaba en la visita guiada, él era nacido en Alicante y con ellos estuvimos charlando un rato muy agradable.




Después de comer cogimos un taxi al Parador (8’50 €), para ir a visitar el CASTILLO DE SANTA CATALINA, sobre el cerro del mismo nombre, en el siglo IX se alzó una alcazaba de origen árabe, siglos más tarde, tras la conquista de la ciudad por Fernando III, en 1246 se construyó el castillo cristiano que ha llegado hasta nuestros días; en 1965 se construyó junto a la fortaleza un Parador Nacional de Turismo. Horario de lunes a sábado: 10 a 18. Horario domingo: 10 a 15. Precio: 3’50 €. Del castillo sólo quedan restos y algunas de las torres, pero la visita no está mal, y las vistas están muy bien.









Muy cerca se encuentra el MIRADOR DE LA CRUZ, con unas vistas espectaculares de la ciudad, que no te puedes perder. Recuerda la cruz que en aquel lugar mandó colocar Fernando III al entrar en la ciudad, inicialmente fue una sencilla cruz de madera, que se fue cambiando cuando era necesario, hasta 1950 que se cambió por una de hormigón.




Para bajar a la ciudad hay que llamar un taxi (esperamos unos 10 minutos), y este nos costó 13 €, pero ya nos habían informado en la Oficina de Turismo que el coste de bajar sería más elevado, porque la bajada de bandera es desde abajo cuando les llamas.

Una vez en el centro compramos unos regalitos y regresamos al apartamento, descansamos un ratillo y ya salimos.

Volvimos donde ayer, a la Taberna Los Barriles, la verdad que se está muy bien con los camareros, y también con algunos clientes con los que estuvimos hablando; pedimos el vino de naranja que nos habían dado a probar la noche anterior, y una ronda de cervezas, siempre acompañado de unas tapas muy ricas (9’40 €).

Luego cambiamos al Bar “La Barra”, aquí pedimos el famoso Rossini, que a nosotros nos sabía similar al vino con gaseosa, y luego nos pasamos al vermú, como siempre bien acompañados de unas tapas.

Al salir chispeaba, pero logramos llegar a casa sin mojarnos.

 

Día 3: Baeza

Nos levantamos a la misma hora, duchas, desayuno, y tras recoger maletas, fuimos al Parking de la Plaza Constitución (dos días 31’50 €), y alrededor de las 10 de la mañana salimos hacia a Baeza, sin apenas tráfico.

En unos 40 minutos llegamos al Parking El Balcón de Baeza (en la calle San Vicente), y luego pasamos por la Oficina de Turismo a por un mapa y algo más de información. Llamamos a nuestro alojamiento para preguntar si podíamos dejar las maletas, y como nos dijeron que sí, aprovechando que en esos momentos no llovía, regresamos al coche, y así, ya teníamos una cosa hecha de la que no nos teníamos que preocupar luego.

Puerta de Jaén y Arco de Villalar; bonita imagen nada más llegar

Como nos sobraba tiempo hasta la visita guiada, nos tomamos unos cortados, y como ayer a las 12’30 teníamos la visita con Guruwalk, Free Tour Histórico y Cultural por Baeza, con Carlos, y que duró dos horas. Nos contó muchas cosas, y además se hizo muy amena y divertida la visita, sabe cómo contar la historia entreteniendo; merece mucho la pena.








Comimos en Restaurante El Trillo, pedimos medias raciones de tomate de ensalada, patatas baezanas y secreto, junto con un par de rondas de cervezas con sus tapas, nos costó 40 €; bien, pero no para repetir. Aquí probamos los “ochíos” un pan de aceite de oliva virgen extra con pimentón, la verdad que muy ricos, nos gustaron.




Y nos fuimos a instalarnos al apartamento Nido Baeza Suites, en la calle Santa Catalina, en pleno centro histórico. Tras deshacer la maleta y comprobar que todo estaba bien, salimos a dar un paseo y ya cayó una botella de aceite a la que no me pude resistir, muy bonita, tanto la caja como la botella. También aprovechamos para ir al súper a por unas pocas provisiones para el desayuno.











Regresamos al apartamento y descansamos un rato, aprovechamos el tiempo para cambiar la reserva de la visita guiada en Úbeda para hacerla con Carlos, y también reservamos visita a una almazara para mañana.

Sobre las 8’30 salimos a cenar, los dos primeros que fuimos tenían todo completo, y conseguimos mesa en el tercero, en Restaurante El Estudiante, pedimos pulpo a la brasa y pollo teriyaki, que junto con un par de rondas de cervezas y una copa de vino, nos costó 49’50 €, más caro que otros días, pero muy rico y muy bien presentado.


Al salir, viendo lo que nos había costado encontrar mesa para cenar y teniendo en cuenta que mañana era sábado, fuimos a reservar el que era nuestra primera opción, y ya no tenían hueco para cenar, así que pillamos para comer, en una de las últimas mesas que quedaban.

Y ya regresamos al pisito, en aquellos momentos no llovía.

Kilómetros aproximados: 45.